lunes, septiembre 06, 2010

LA MINITA DE ORO

Elkin Mosquera prende su tercer cigarrillo Piel Roja en menos de quince minutos. Al Mismo tiempo, observa como una voluptuosa mujer de color le sirve un tinto y le sonríe dejando ver una dentadura casi perfecta cuando se trata de pedir la cuenta.
-¿Va a tomar algo más?- pregunta la mesera al tiempo que agita la mano saludando a alguien que pasa por el lugar.
-No, gracias mi amor -responde Elkin sin dejar de mirarla.
-Entonces son mil trescientos por el tinto- indica la mesera, mientras observa con asombro como Elkin bruscamente, mete la mano en unos de los bolsillos de su desgastado blue jean y saca monedas y más monedas mezcladas con pequeñas pastillitas blancas.
Elkin sube la cabeza y se siente intimidado por la mirada de la morena. El nerviosismo hace que un fuerte dolor en una de sus piernas renazca como recuerdo del accidente en moto que sufrió años atrás. Entrega a la mujer los mil trescientos pesos y vuelve a acomodar lo sobrante en el bolsillo
Mosquera como es conocido entre sus amigos, sale cojeando del Café Versalles, ubicado a tres cuadras del Parque de Bolívar en el centro de Medellín. Recorre todo el camino peatonal esperando la llamada de Marlon Ramírez para ultimar los detalles sobre la “vuelta” que van a realizar.
Durante la espera, Elkin se recuesta en una vitrina de vidrio y observa a una joven que le recuerda la belleza de su madre antes que empezara a ingerir alcohol y drogas. Sus ojos se llenan de lágrimas y muy lejos escucha alguien que lo llama.
-¡Quihubo mijo no ve que hace rato le estoy timbrando a ese celular suyo!- le grita Marlon a Elkin mientras le pasa un casco de moto e indica que lo siga.
Mosquera se seca los ojos con las manos, y caminando con dificultad, persigue a Ramírez tratando de seguirle el ritmo. Marlon lo afana mientras intenta prender la moto que le prestó un primo que vino de paseo desde Pereira.
Después de varios intentos el mono como llama Elkin a Marlon prende la moto. Mosquera se monta con dificultad, y Marlon arranca dejando una humareda negra mientras avanza.
Marlon Rodríguez tiene 27 años. La mayoría de ellos los ha pasado huyendo o de la policía, de su esposa e hijos, o de los recuerdos con su familia.
-Agárrese pues bien hermano que estás como todo desganado hoy- grita el mono mientras se dirige a la casa de un amigo por algo de ropa y comida.
Marlon da un frenazo que sacude a Elkin de sus pensamientos.
-Espéreme aquí parcero que recojo una platica y otras cosas y nos vamos de una- expresa el mono mientras toca la puerta de una casa color café que está en toda la subida de las mellizas del barrio Buenos Aires.
Mosquera se baja también de la moto, se quita el casco, y toma otras tres aspirinas para intentar minimizar el fuerte dolor que siente en la pierna.
Comienzan a caer las primeras gotas de lluvia y Elkin se refugia en una tienda con un mostrador lleno de arepas y huevos. Decide comprar tres paquetes de Piel Roja para el camino y una tirilla de aspirinas por diez.
-Guarde eso mono, no de visaje, no ve que por aquí hay mucha “tomba” y quedamos fritos- le dice Elkin a Marlon arrebatándole la pistola al tiempo que paga por su compra.
Tranquilito pues mi hermano- le indica Marlon.
Antes de volver a montar la moto, ambos deciden cual es el camino más fácil y rápido para llegar a la finca conocida como La Minita De Oro, ubicada en las afueras del municipio Puerto Triunfo, a cuatro horas de Medellín
-Una minita de oro no es solo el nombre de la finca, sino también lo que esa familia. Vaya pensando a que hembritas va a invitar al paseo de remate que nos vamos a dar cuando terminemos “la vuelta”. – expresa Marlon a Elkin dándole un apretón de manos seguido de un fuerte abrazo.
Mosquera se preocupa por el frio que va a sentir, y más por pelear con su conciencia para que entienda que lo que están por hacer no es lo correcto, pero sí lo mejor para ellos.
Tres horas y media después, ya cayendo la noche, Elkin y Marlon cantan a todo pulmón una canción de Diomedes Díaz. Entre frenazos del Mono y pitos de carros apresurados, el viaje toma menos de lo previsto. Entre los municipios de Cocorná y Puerto Triunfo en el Magdalena Medio Antioqueño, se encuentra a mano derecha la entrada a una finca llamada La Minita De Oro.
-Huy parce vaya alistando el fierro que llagamos a donde era. Minita de oro es poquito para lo que nos vamos a encontrar aquí-dice Marlon a Elkin con una sonrisa de complicidad que lo acompañaría durante toda “la vuelta”

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