En un día de 1945 Jorge Eliecer Gaitán era fiel militante del partido Liberal colombiano, Gustavo Rojas Pinilla se desempañaba como director de la Aeronáutica Civil, Liberales y Conservadores se disponían a iniciar una guerra sin fin hasta con secuelas hasta hoy, y Antonio Restrepo esperaba en una mecedora, el llanto de la recién nacida que Olga Giraldo había cuidado dentro suyo, durante nueve meses.
Consuelo Restrepo Giraldo nació el siete de julio de 1945, en el municipio de Marsella, en el departamento de Risaralda.
A los dos años el papá de Consuelo, Antonio, fue nombrado jefe del conservatismo en el municipio de Restrepo, Valle. Dos niñas más doña Olga y Don Antonio, se disponían a hacer parte de un círculo político y social, que trajo de la mano sonrisas conocidas, junto con amenazas anónimas.
El olor a café y a boñiga caracterizaban el nuevo hogar: la finca El Agrado. Lugar donde la niña Consuelo de contextura delgada, piel blanca, ojos negros escondidos, pelo oscuro hasta los hombros y nariz prominente, vivió hasta los doce años. Después, se convirtió en uno de los tantos miles de habitantes rurales que tuvieron que dejar el campo por culpa de una guerra ajena.
Finalizando la década de 1940, Gaitán convocaba las masas y prometía una nueva nación, Rojas Pinilla afianzaba su firmeza militar y esperaba el momento oportuno, Liberales y Conservadores se repartían las tierras ajenas al son de cualquier canto, y la creación de la Dimayor fortalecía la práctica futbolística colombiana.
Un día cualquiera de 1948 la niña Consuelo, observaba a su hermana mayor Amparo balanceándose en un columpio improvisado, al mismo tiempo, escuchaba cómo el galopar de varios caballos se acercaban a su hogar acompañados de gritos.
-Mataron a Gaitán, mataron a Gaitán, decían quienes se acercaban.
Don Antonio salió corriendo a recibir la noticia, y doña Olga entre sollozos cargaba a la niña Consuelo para llevarla adentro.
Hasta los seis años, la niña Consuelo iba a jugar todos los días a las fincas familiares vecinas. Junto con sus primos, se pasaba las horas persiguiendo por los inmensos potreros, los perros que cuidaban el ganado; cuando sentía que sus piernas no podían soportar más, se sometía a la gravedad sobre el verde eterno, y veía como el ocaso concluía otro día de juegos. La tia dueña de la finca, después del juego, trataba de limpiar uno de los vestidos de encaje de la niña Consuelo, que doña Olga madrugaba a comprar en Buga o Cali el primer lunes de cada mes.
Don Antonio personalmente, pasaba a recoger a la niña Consuelo y a su hermana mayor Amparo todos los días. Antes de despedirse, se tomaba una copa de aguardiente y, hablaba a sus familiares lo que estaba ocurriendo en la región entre Liberales y Conservadores.
Un día como cualquiera de 1951,Doña Olga Giraldo, en embarazo de su tercer hijo, levantaba a las seis treinta de la mañana a la niña Consuelo, para que se bañara con agua fría y jabón de tierra. Mientras la niña titiritaba del frio, doña Olga gritaba a una de las cocineras para que recibiera la verdura en la puerta principal. Después, se sentaban los cuatro a desayunar chocolate, arepa y recalentado del día anterior por doquier.
Eustaquio Valencia, el mandadero de don Antonio por esos días, llegó a las ocho de la mañana a El Agrado para llevar a la niña Consuelo a su primer día, en el colegio de las Franciscanas ubicado en Restrepo, Valle.
La niña Consuelo entre lágrimas se despidió de su mamá, y Amparo la mayor, para calmarla, durante el viaje a caballo, cantó a todo pulmón una canción que doña Olga siempre les compartía antes de dormir.
Un día como cualquiera de 1953, la niña Consuelo Restrepo, decide no volver a cortar su pelo hasta que cumpla los 18. Jorge Eliecer Gaitán llevaba cinco años de muerto, el futbol colombino incursionaba de a poco en la clase obrera, y se ejecuta un golpe de estado por El general Gustavo Rojas Pinilla.
Todos sacudían entre la incertidumbre, incluyendo la familia Restrepo Giraldo.
La niña Consuelo, aprendió a leer y escribir como cualquier niño a la edad de ocho años, pero lo que realmente la apasionaba era la costura, y el ver a su papá por la ventana todos los días regresar de una jornada de trabajo acalorada.
Así transcurrieron los años hasta 1957, en donde un día cualquiera Rojas Pinilla dejó el poder, Liberales y Conservadores decidieron turnarse su poder, y Consuelo Restrepo junto con su familia dejaban, El Agrado para partir a un viaje en donde El Agrado no existió mucho tiempo, y la guerra bipartidista seguía condenando bajo cuerda miles de familias.
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